Alcohol, drogas, Internet, sexo, juego patológico, compras compulsivas, etc. Lo que define a una conducta adictiva no es tanto la frecuencia con la que se realiza (aunque suele ser elevada), sino la percepción de falta de control y el malestar que produce en la vida personal, laboral o social de la persona. Hay una gratificación inmediata ya sea por el placer que aporta o por el alivio del estrés, pero a medio y largo plazo, la intolerancia a la frustración y el pobre control sobre la propia vida hace que los problemas se agraven y las relaciones interpersonales se vean afectadas negativamente.
La psicoterapia ayuda disminuyendo el impulso o craving de la adicción y desensibilizando las situaciones que actúan como estímulos o disparadores, activando recursos alternativos para manejar el estrés.